Y HABLARON LAS URNAS (FUERTE Y CLARO)
Concluyó el proceso para elegir gobiernos locales y regionales. El resultado es esperanzador. Las ánforas se han pronunciado por la erradicación del cáncer del limacentrismo. Muy tardíamente, pero ya se está llegando al punto de hartazgo de los desmanes del limacentrismo. La gota de agua que rebasa la paciencia es el capricho limeño de invertir cantidades indeterminadas del dinero público en imponer al Perú (que ellos llaman despectivamente “las provincias”) el uso de condones y píldoras abortivas (y ligaduras de trompas, vasectomía, DIUs ¡y ya se viene el aborto!) dando a esta política una prioridad que nunca el limacentrismo ha otorgado a los reales problemas del país. Peor aún: Esta política de Estado es la única que tiene vocación de permanencia y que ha terminado hermanando a todos los gobiernos, democráticos o no; y a todos los Ministros de Salud (hay excepciones; los doctores Solari y Carbone) de los últimos 3 ó 4 quinquenios. Van para 20 años seguidos en que Lima se solaza distribuyendo la cultura e instrumentos de muerte a “las provincias,” sin que ellas lo soliciten o demanden; y haciendo caso omiso a las verdaderas necesidades del país.
¿Limacentrismo? - Políticas mercantilistas, ineficaces, costosas y generadoras de coimas y rentas para los agentes privados y públicos, nacionales e internacionales, que medran de los mercados públicos implícitos en esas políticas.
Las urnas han dicho ¡¡¡Basta!!! Se necesita; urgente, el cambio de rumbo hacia políticas económicas descentralistas y diferenciadas para que el sector productivo logre una capacidad real que lo convierta en la base de una estrategia de desarrollo integral y sostenible, generador de empleo productivo e ingreso diversificado. Imposible pasar por alto la protesta de siglos. Imposible ignorar las mortales consecuencias que arrastra la manipulación económica y política que el limacentrismo ha exacerbado sobre las personas y sobre las “provincias”.
Lo que la sabiduría popular conoce como “Papá Gobierno” (el “Estado centralista”) se maneja con los criterios más arbitrarios. (¡Píldoras abortivas para doblegar la pobreza extrema! -Pese a que el 41% de limeños las reconocen como abortivas) Su estrategia global no toma en cuenta los Derechos Fundamentales ni las especificidades locales o las regionales; sino lo que está dispuesto a ofrecer... para su propio lucro. La lógica de la oferta: Ofrecer ¡y hasta hacer entrega solemne! (alegremente, electoreramente, las más de las veces) de los recursos públicos en forma arbitraria y procaz.
Las urnas han hablado de priorizar los esfuerzos regionales para: aumentar sus niveles de desarrollo y el nivel de madurez de sus organizaciones; para materializar su potencial productivo, para salir de su catalepsia, para evolucionar hacia modelos articulados con los mercados. Todo lo que no ha hecho Papá Gobierno en los últimos 5 siglos.
El limacentrismo ha sostenido, con fines inconfesables, que el Estado estaba llamado a intervenir activamente en el ciclo económico, lo que, lógicamente, degeneró en el crecimiento patológico del estatismo y la metástasis de Lima. Por esta vía, Lima se ha convertido en el elemento que asfixia el desarrollo y hace colapsar las economías regionales. Incidentalmente, la concentración patológica de capitales públicos y privados (70%), presupuesto nacional (70%) y población (34%) en Lima, en desmedro del resto del país, sólo puede dar lugar a una implosión que –lamentablemente- arrasará también a “las provincias”.
Con un manejo insolente de los medios, el limacentrismo ha sostenido la tesis que sólo el Estado (sólo Lima) está capacitado para lograr el bien común, que es el mejor asignador de recursos, el motor del crecimiento y el generador transparente de la información con respecto a los precios; que sólo los genios limeños o alimeñados podrían salvar al Perú, condenado a estancarse por falta de consumo; que los ajustes fiscales urdidos en Lima, inexorablemente, guían las preferencias de los consumidores; y que el pleno empleo (¿en Lima?) se puede lograr sólo a base de expandir el gasto fiscal.
Esas son las ruedas de molino que Lima ha pretendido hacer digerir al Perú y que las elecciones locales y regionales ¡por fin! han rechazado. Pero los limeños y alimeñados ya se las arreglarán para seguir aplastando al Perú.